domingo, 27 de maio de 2012

"Una carta de Tegucigalpa"


Querida Henrietta, ya que tuviste la amabilidad de preguntarme por qué ya no escribo, trataré de responderte lo mejor que pueda. En los viejos tiempos, mis pensamientos destellaban como chispas diminutas en la semioscuridad de la consciencia y los transcribía, y página tras página brillaban como una luz que llamaba mía. Me sentaba a mi escritorio asombrado por lo que acababa de suceder, e incluso cuando veía las luces apagarse y mis pensamientos se convertían en pequeñas reliquias sin sentido en el crepúsculo de tanta promesa, seguía asombrado. Y cuando desaparecían, como sucedía inevitablemente, estaba listo para comenzar de nuevo, para sentarme en la oscuridad durante horas a esperar aunque fuese una sola chispa, aunque supiera que casi no arrojaría  ninguna luz. De lo que no me había dado cuenta entonces, y ahora sé demasiado bien, es que las chispas llevan en su interior el deseo de ser aliviadas de su carga de claridad, Y ésa es la razón por la que ya no escribo, por la que la oscuridad es mi libertad y mi felicidad.



Martk STRAND, Casi invisible, Visor, Madrid, 2012.
Imaxe:  autorretrato no escuro

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