venres, 11 de outubro de 2013

Igual

Igual cambio la muerte voluntaria por un espíritu aventurero. De estos en los que sentir el frío de la mañana en la montaña, la velocidad de la moto, sobrevolar el mar demasiado bajo, te dan ganas de estar ahí en ese momento. Estar como si fuera lo primero. Ser como último estado. El cuerpo responde, la cabeza desaparece. Igual mientras uno espera a que los que quiere se mueran, se puede pasear  entre los árboles, tocar el terciopelo de los pétalos de las flores -no volver a cortar ninguna para nadie- y hablar con las abejas, sus zumbidos al ritmo de estos malditos latidos siguen bombeando.

martes, 8 de outubro de 2013

Miedo triste en email desconocido

-Aquí e agora non hai nada / -Cómo? / -Un océano de baleiro 
b.&eu (wassap)


Los lunes están siendo los días más difíciles de la semana. Creo que no os diré por qué analizo lo que siento cada día. Creo que no os contaré el motivo, pero quizás sí lo suelte más adelante. No está previsto, pero tampoco serán cortadas las ganas si aparecen.

A falta de correspondencia propia recibo emails de desconocidos famosos todos los lunes. Hoy me lo monté mejor. No dejé que las horas se me echaran encima como una manta que te abraza y también te cubre, te da calorcito y recuerdas cómo es un abrazo- lágrimas- te das la vuelta en el sofá y miras hacia arriba: comes techo que diría J. No, es verdad. Lo de taparme fue esta tarde por primera vez, y no derramé ni una gota. Lo de comer techo fueron los otros días. Techo y espera de wassap. Pintura terriblemente seca y espera de wassap. Llanto en voz alta y wassap. Mucho silencio y wassap. Emoción porque escribe y wassap. Me levanto, me voy al cuarto miro (el barco,) la cama y retozo un poco en ella. Luego empiezo a bajar y a leer la realidad extendiendo mucho mucho el brazo que sujeta el teléfono. Como si eso me distanciara de lo que siento, o lo pusiera a él mucho más lejos de lo que está: el pecho me va a explorar, el hombro se me va a separar del cuerpo y ruedan lágrimas por las mejillas. Apago la conexión y vuelvo al sillón a comer techo.

Por fin hoy estoy un poco mejor así que hoy puedo hablaros de esto. Un montón de gente que escribe, rueda, hace modasss, se dedica a la física, le apasionan las fotos o expone en esos lugares tan raros conocidos como museos o centros de arte, me escribe. Él no me escribe, pero tengo a una pandilla de desconocidos contándome sus intimidades. Un email triste primero y hoy un email de miedo. Yo no sé si estoy en uno u otro si hay que elegir. Desde luego estoy triste, y por supuesto tengo miedo, pero no sabrían deciros hoy en qué fase estoy, quizás podría hablar de la sensación de tener una especie de globo de helio o cualquier gas desconocido pero peligroso, dentro. Me tiene enganchada, me ocupa todo el torso,  pero la gravedad también hace su trabajo así que no vuelo, sólo creo peso toneladas y depende cómo me mueva, el gas se desplaza como siendo amasado dentro de mi y suelta aire por el huequito a medio cerrar... como si el nudo que cierra su boca de entrada de aire estuviera flojo (un ramo de margaritas a punto de deshacerse). Cuando esto ocurre, tiembla mi epicentro y en vez de temblar, recibo una puñalada a la que intento llamar punzada y no puñal pica hielo, .

La meiga que consigue que esto ocurre es Miranda July. Tiene un proyecto que se llama WE THINK ALONE. Y tan alone, me gustaría decirle. Consiste en que Kareem Abdul-Jabbar, Lena Dunham, Kirsten Dunst, Sheila Heti, Etgar Keret, Kate and Laura Mulleavy, Catherine Opie, Lee Smolin y Danh Vote (me) escriban. No sé por qué la tipa ha elegido mails tan depres. Quizás es por lo que dice en la presentación del proyecto de que quiere ver las tripas de sus amigos. Conocerlos de otra manera. Acceder a los autorretratos que todos nos hacemos y que no enseñamos. Por eso empecé contándoos mis odiosas tardes de esta temporada. Sí, en mi vida, esto es tendencia. 
Una vez me gustaba mucho una chica que me trataba regular. Fui a una fiesta en la que sabía que iba a estar ella. Me ignoró y también me entró. Se besó con su novia, intentó ponerme nerviosa, confundirme y tenerme ahí todo el tiempo. Bebí y bebí hasta que no pude más. Trabajaba al día siguiente muchas horas así que reuní fuerza de voluntad para escaparme y hacer lo que tenía que hacer. Mientras subía la cuesta que me alejaba del bar de la fiesta tuve un ataque de ansiedad, lloré mucho. Al llegar a casa estaba roja e hinchada. Mi cara deforme era un poema horripilante. Me saqué una foto pensando que cuando me entraran ganas de quedar con ella debía recordar cómo me había tratado. Aún la tengo.


Me doy cuenta de que todo esto es muy depre. Normalmente estoy contenta. Sólo es una mala etapa y la gente piensa que tengo mucha energía y que soy feliz. Y lo soy. Me hace gracia este autorretrato de tardes tiradas a la basura. Parece que yo también he cumplido el propósito de la July de escribir triste y con miedo (esos son los temas de las dos primeras cadenas de mails como os dije). Y como la lista solo manda y no recibe, yo os confío esta carta a vosotros, felices desconocidos. 



(...) Perhaps it would have been dynamite; I don't know why I got worried.

On a day that was already bad for you (...)

Sheila Heti


Rodarte manda una foto de muñecos de nieve ensangrentados. 
Catherine Opie un mail muy largo. 
KAJ habla de piscinas. 
Lena Dunham fue incapaz de encontrar un email sobre el miedo. Y yo digo guau! y me enamoro de ella. 
Y después, después de la cadena de mails ya vienen los putos coryrights del proyecto de July, es decir, la realidad, la vida, la despedida, el punto y aparte, el punto y final... la nada,
.
.
.
...el océano. 

 

Me arrancó el corazón y se lo tragó

luns, 7 de outubro de 2013

Deixarei que salves este mundo

Bonie Parker

Si el capital funciona como un gestor de la ficción, deberíamos reflexionar, a través del comentario de distintas narraciones, sobre las posibilidades de hacer una lectura emancipatoria de la red de esas narrativas dominantes en las que viajan y se construyen nuestros imaginarios personales y colectivos.
(...)

Con anterioridad a la jubilación y cuando veía que el final de mi trabajo como director literario dentro del grupo Random House estaba próximo, pensé en algún momento en la posibilidad de crear un sello digital propio centrado en la poesía que es un género que siempre me ha atraído de manera especial pero en que, por desgracia, casi nunca había podido abordar en mi trayectoria como editor, salvo en el caso muy excepcional del libro Mercado Común, excelente y profético desde mi punto de vista, de Mercedes Cebrián. Me apetecía, por decirlo así, poner el capital simbólico del que pudiera disponer al servicio de una iniciativa de edición digital haciéndola identificable con un rostro y un criterio literario. Porque pienso que es necesario que la edición digital deje de ser una especie de saco revuelto y sin apenas identidad y me gustaba la idea de trabajar en esa nueva dirección.
(...)
Antes incluso de que concurran vendedores y compradores, los productores de necesidades han hecho su trabajo, pues son ellos los que en gran parte determinan las carencias con que nos allegamos “libremente” a ese mercado. En el negocio editorial, como en tantos otros desde la aparición de las llamadas sociedades de consumo de masas, se han intensificado las características de la economía de oferta propia de aquellas actividades que, más que dedicarse a la satisfacción de necesidades reales, tienen como objetivo crear la necesidad de aquellas mercancías que están produciendo y van a ofertar a través del marketing, la publicidad o la promoción de determinados valores, deseos y sensibilidades. Se trata por tanto de ofrecer e impulsar el consumo de aquellas mercancías –libros, lecturas– que las propias editoriales de manera directa o indirecta presentan como necesarias para satisfacer la domesticada demanda, bien del conjunto mayoritario de la sociedad a través del lanzamiento de productos editoriales de amplio espectro, bien de grupos de consumo más minoritarios a través de productos más restringidos, “cultos”, “distinguidos”. Aquellos momentos históricos –no tan lejanos– en los que instancias no directamente mercantiles intervenían en la construcción del “qué leer”, vía sistema educativo, instrumentos de distinción de élites o, incluso, intervención política, creaban sus propias demandas de cultura, parecen haberse desvanecido. En consecuencia, creo que a lo que estamos asistiendo en el campo editorial es a una creciente uniformidad en esa creación de necesidades que atañen a la lectura que, a su vez, da lugar a la concentración de las ventas en un número cada vez más reducido de novedades que, por añadidura, y dado el dominio imperialista made in usa sobre las subjetividades colectivas, provoca que esa uniformidad tenga cada vez más un claro acento anglo e imperial gustosamente compartido por los colonizados.

Constantino Bértolo


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